Querida Comunidad Universitaria:

“No hay vida sin ciencia, ni ciencia segura sin vida verdadera” (Carta a Diogneto, XI). Con esta convicción, la universidad Católica, cumpliendo la misión que Jesús ha confiado a los bautizados de anunciar el Evangelio (Cf. Mc 16,15), procura ser un centro en el que ciencia y vida se encuentren, para bien de la humanidad (Cf. ECE, 1). Lo hace teniendo presente que educar consiste en “introducir a la totalidad de los factores que integran la realidad” (Cf. ENS, 43).

Esta tarea es indispensable ante el reto que nos plantea la globalización de una cultura que privilegia el individualismo, el relativismo y el pragmatismo, lo que ha provocado que muchos adelantos científicos, tecnológicos, económicos y sociales se vean eclipsados por la mentira, la deshonestidad, la injusticia, la inequidad, la pobreza, la corrupción y la violencia, que aquejan al mundo actual.

“Al renunciar a la búsqueda de una verdad grande -advierte el Papa-, el hombre se contenta con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, incapaces de abrir el camino… Cuando falta la luz, todo se vuelve confuso” (LF, 3).

Frente a esta situación, el Santo Padre destaca la urgencia de una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores (Cf. EG, 64). “Las Universidades -constata- son un ámbito privilegiado para pensar y desarrollar este empeño evangelizador de un modo interdisciplinario e integrador” (LF, 134).

Este empeño evangelizador y educativo no puede quedarse a nivel teórico; debe encarnarse en la propia vida para que podamos participar activamente en la construcción de una sociedad en la que se respete la vida, la dignidad y los derechos de cada persona, y se haga posible a todos un desarrollo integral.

Por eso saludo el Sistema de Integridad (SI-UNM) de la Universidad del Noreste de México, A.C., que, reafirmando su misión, “formar jóvenes profesionistas con profundos valores humanos, con una clara responsabilidad social y con una apertura y respeto a la trascendencia”, estimula a sus miembros a actuar siempre con verdad y honestidad.

Sólo con una vida verdadera aseguraremos que nuestra ciencia nos haga plenos, y nos convierta en protagonistas en la construcción de un Tamaulipas, de un México y de un mundo mejor. Que Dios, por intercesión de María, Refugio de pecadores y de nuestros santos patronos, nos ayude a hacerlo así.

 

“Jesús, en ti confío”
Mons. Eugenio Andrés Lira Rugarcía
VI Obispo de Matamoros, Gran Canciller de la UNM.