“Nuestra fe y nuestra razón, con Cristo en el corazón”. En esta sencilla frase se resume toda la labor de la misión educativa en nuestra universidad, como Universidad Católica. En efecto, uno de los debates teóricos más importantes a través de los siglos es la relación entre la fe y la razón, entre la creencia y la ciencia. Las polémicas en torno a esta relación no han sido simples. Entre los apologetas de la fe en Dios, por una parte y los defensores del desarrollo de una ciencia liberal o atea, por otra, se han formado grandes bandos oponentes, creando una oposición polar al parecer irreconciliable.

Ya desde los primeros siglos del caminar de la Iglesia, los Padres apostólicos y apologetas se dieron a la tarea de defender con argumentos sólidos y claros la razonabilidad y credibilidad de la fe en el Dios revelado por Cristo. Estos primeros argumentos constituyen la base de la tradición eclesial que llega hasta nuestros días. Cada época ha dejado muestra de grandes pensadores cristianos que han sabido estar a la altura de los tiempos y de los argumentos esgrimidos, “siempre dispuestos a dar razón de la esperanza cristiana a quien lo solicite” (Cfr. 1 Pe 3,15).

La síntesis entre fe y razón sin embargo, no es fácil y el creativo debate no puede darse por terminado. Más cercano a nuestros días, los tres últimos Pontífices se han dado a la tarea de poner su grano de arena para explicar esta relación. San Juan Pablo II, en la Encíclica Fides et Ratio hablaba de que la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad” (FR, Introducción, 16-17). Esta hermosa metáfora y la preocupación por la búsqueda de la verdad, caracterizan también el entero magisterio de Benedicto XVI. Baste citar el Motu Proprio Porta Fidei, en el cual el pontífice insiste en que “no hay conflicto entre la ciencia y la fe en cuanto que ambas, por caminos distintos, tienden a la verdad»(PF, 12).

Es en este mismo Documento en el que Benedicto XVI deja claro que debe existir una unidad profunda entre los contenidos de la fe y el acto de fe; una correspondencia profunda entre la razón y el corazón. (Cf. PF, 11). Por ello es necesario abrir el corazón a la gracia que es Cristo mismo (Cf. PF, 10). La fina fundamentación teórica, característica de Benedicto XVI, ha encontrado un eco perfecto en el Magisterio Pontificio del Papa Francisco, un hombre de fe profunda en Cristo, de razones claras e interpelantes y como decimos popularmente, “un hombre que es puro corazón”. Su invitación a vivir la alegría del Evangelio; a defender con razones la casa que Dios nos ha dado: y su llamado impelente a ser misericordiosos unos con otros, no son otra cosa que la búsqueda de esta síntesis de la fe y la razón, con Cristo en el corazón.

Con estas enseñanzas como telón de fondo, hemos acuñado el lema de la Pastoral Universitaria, el cual busca ser una guía en el entero proceso de la tarea educativa de nuestra Institución. Administrativos, docentes, padres de familia, alumnos, personas de mantenimiento, intendencia y vigilancia, como ciudadanos y como cristianos estamos llamados a buscar siempre esta síntesis entre fe, razón y corazón centrado en Cristo. Buscamos ser buenos investigadores, hombres y mujeres comprometidos con el progreso y desarrollo de las ciencias especializadas. Buscamos ser personas de fe profunda en palabras y obras. Anhelamos, como ya enseñaba la más antigua filosofía occidental, ser capaces de expresar con claridad, calidad y caridad, las razones del corazón.

En H. Matamoros, Tam. a 26 de mayo de 2016 en la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo.

 

“Nuestra fe y nuestra razón con Cristo en el corazón”

Pbro. Dr. Eduardo González Oropeza V Rector de la UNM, A.C.